Hay hormigas en mi té

Hay hormigas en mi té.

Hay hormigas en mi té, lo cual no es tan importante como el hecho que estoy tomando té.

Hay hormigas en mi té, pero no me molesta, pero me preocupa un poco que esté tomando té con leche y azúcar.

Hay hormigas en mi té y no es cualquier té, no se acerca a mi café, para ti un deleite, para mí es solo un nuevo sabor de té. Un poco británico y con hormigas.

Hay hormigas en mi té y tal vez la única razón por cuál esté tomando té es porque hay hormigas en mi corazón que me dicen que esto se siente bien cabrón.

Hay hormigas en mi té y creo que si las cuento no acabaré. Si les pongo nombre me encariñaré.

Hay hormigas en mi té, las veo nadar hacia el saquito que está flotando en medio de mi taza. En ese momento me pregunté: ¿Cómo será el estilo hormiga? Me costaba ver si nadaban con dos patitas adelante y 4 atrás o si era un esfuerzo de las 6 patitas que las estaba impulsando hacia el saquito de té.

Es un saquito sellado de papel poroso, papel que ya está aguado y algo caliente por la leche que fue hervida anteriormente. Para las hormigas este saquito es como un barquito que las mantiene a flote, después de haber sufrido dentro de un micro ondas, un baile donde vieron el azúcar consumirse segundo a segundo haciendo que su edén de energía se desvaneciera en la leche. El cordón que permite sacar el saquito de té es su última salvación, su manera de escaparse de la taza y volver al mundo real.

Hay hormigas en mi té y las puedo ver tratando de entender lo que les está pasando en esos últimos momentos. Mientras yo, las estaba observando, las vi tratando de entender como terminé bebiendo té. Estoy seguro que ellas sabían que algo extraño estaba ocurriendo esa noche.

Para las hormigas su viaje estaba terminando para mí, la noche igual estaba llegando a su fin, pero mi aventura estaba empezando.

Con hormigas en mi té, te besé, te sentí y con abrazos y conversaciones esa noche ni siquiera quise estar bebiendo café.

Leave a comment