
A Octavio le fascinaba acompañar a su abuelo cuando este iba a pescar. Siempre la pasaba alegre, menos en la ida y el regreso, porque Octavio odiaba que el cerdo mascota de su abuelo los acompañase ya que Regis olía muy mal.
Normalmente, saldrían los tres juntos del puerto y dejarían a Regis cerca de una cueva que estaba rodeada de sauces llorones. Al final del día, el abuelo y Octavio recogían al cerdo que los esperaba en la entrada de la cueva.
Regis olía horrible lo cual hacía que el viaje de regreso fuera insoportable para Octavio. El chico nunca había entendido la amistad que su abuelo tenía por su cerdo. Su abuelo todas la mañanas le tenía listo el desayuno, le contaba cosas al oído y ocasionalmente le entregaba una bolsa llena de comida cuando lo dejaba en el cueva.
Así que Octavio, queriendo entender esa peculiar amistad, decidió que tenia que entender de dónde había salido Regis y cómo es que este había llegado a la vida de su abuelo.
Entonces el abuelo decidió contarle a su nieto la verdadera historia de su cerdo mascota :
Cuenta la historia que en el reino de Xanadu las olas miden 5 metros, los pájaros nadan y los peces sueñan.
Otros cuentan que en Xanadu, los cangrejos corren hacía adelante y no de lado. Corren con propósito dejándose llevar por las olas.
Xanadu, era bastante pacífico. Entre todos, cosechaban los frutos que el mar les entregaba en forma de árboles acuáticos. Estos árboles tenían formas bizarras y eran de todos los colores inimaginables. De sus ramas colgaban pequeños frutos triangulares de los cuales se alimentaba todo el reinado.
Para que ningún humano se acercará a este reinado mágico varios sabuesos hacían el rol de guardias y cazaban a cualquier humano que se anduviera cerca de la entrada del reinado.
El Rey era un cerdo. No era cerdo como los que dicen ser autoridad en el mundo humano sino que era un cerdo de verdad.
Regis había sido nombrado Rey después de haber servido al antiguo Rey Cangrejo más de 20 años. El cerdo había llegado siendo sólo una cría cuando uno de los sabuesos lo encontró en la calle. Desde su llegada a Xanadu, Regis se convirtió en servidor del Rey e hizo tan bien su trabajo que finalmente el Rey se lo reconoció entregándole una flor y así convirtiéndolo en heredero al trono.
Regis se convirtió en el primer animal no acuático en liderar el reinado de Xanadu pero sabía que su naturaleza algún día haría enojar al mar. Sin embargo prometió que el día que eso llegase a pasar el pelearía por su derecho de liderar el reinado.
Ninguno de sus súbditos estaba asustado cuando la Big Kahuna llegó. Una ola que media más de 20 metros y era producto de una noche llena de lluvia, relámpagos y pocas estrellas.
Tuvo un impacto tan fuerte contra la estructura rocosa del reino de Xanadu que la espuma que chocaba con las rocas parecía como si el mismo Dalí la hubiera pintado. Un humano se hubiese sentido insignificante ante tanta belleza violenta de la naturaleza.
Intimidados algunos por el impacto de la Big Kahuna se acercaron al Rey Cerdo para que este los protegiera y les explicara que iba a terminar pasando con Xanadu.
Los soldados perrunos del Rey fueron los primeros en acudir a todas las criaturas viejas y bebés que necesitaban su ayuda. El Rey Cerdo retirado en sus aposentos, masticaba su pasto y veía por la ventana de su torre lo revuelto que estaba el mar.
Gélidos estaban las pobres criaturas del reinado de Xanadu pero el Rey Cerdo los calmó y les pidió que escucharan lo que el mar tenía que decir.
Que se quedaran callados y escucharan lo que sentía el mar para poder entenderlo y para poder ayudarlo. Los habitantes del reinado se dispusieron a escuchar. Después de un rato, ciudadano tras ciudadano de Xanadu comenzó a llorar para acompañar el dolor que el mar sentía. Sabían que su Rey no tenía la culpa pero algo les decía que otra ola llegaría.
Regis se acercó al Antiguo Rey Cangrejo para pedirle ayuda pero lo único que consiguió fue el cangrejo le confirmara que este era el fin de Xanadu.
La tierra y el mar por muchos años fueron dos mundos separados hasta que poco a poco se fueron uniendo sin embargo el mundo terrestre siempre se sintió superior al marino y todo parecía indicar que los puntos de encuentro donde convivían unos con otros tendrían que ir a desapareciendo para poder mantener la paz.
Obscuridad absoluta fue lo que hubo cuando la segunda gran ola llegó, pero en vez de que hubiera gritos de pánico, los animales decidieron escuchar al mar.
Del túnel formado por las olas se escuchaba como el mar les cantaba una canción pidiéndoles que como criaturas del mar, como criaturas del reinado de Xanadu, disfrutaran un poco más, se preocuparan un poco menos porque esto era el inicio de algo nuevo. El océano siguió con su plan de destruir el reinado de Xanadu por culpa de la negligencia humana.
Regis, aceptando que todo había terminado, regresó a su torre, se sentía derrotado pero tenía una gran sonrisa porque sabía que era lo mejor. Mando a sus músicos a la terraza para despedir con música el fin de su reinado. Los ciempiés tocaban la flauta, los escarabajos jugaban los tambores, las mariposas se aventuraban con los triángulos y las iguanas disfrutaban de las guitarras.
Xanadu fue y siempre será un reinado lleno de animales que nunca tuvieron que estar juntos, donde quien los dirigía regresa a pasar sus tardes masticando pasto y viendo por la ventana lo que alguna vez fue su reino.
Obviamente para un joven como Octavio esta historia había sido lo suficientemente magica para ya no preguntar por el cerdo, ya no molestarlo y dejarlo en paz.
Sin embargo el abuelo tendría que ocultar la verdad: la amistad de un cerdo es mucho más interesante que la soledad de una casa donde alguna vez estuvo tu persona amada.

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