La tienda de té era tal vez más pequeña que una torre de 10 monedas de 25 centavos puestas una sobre la otra. Una casa de té o salón de té es un establecimiento que sirve principalmente té y otros refrigerios ligeros. Un salón de té puede ser una habitación reservada en un hotel, especialmente para servir el té de la tarde, o puede ser un establecimiento que solo sirve té con crema. Sin embargo, en este caso estábamos en una tienda de té y no era una tienda de té cualquiera. Para iniciar era tan pequeña que la mayoría de personas nunca la iba a percatar. Luego y mucho más importante, era el hecho que los viajeros de la noche que entraban a la tienda salían cambiados de este lugar. Bueno, digo visitar, pero la verdad es para muchos la tienda, los escogía. Cada visitante que había tenido la desdicha de consumir ese té salía sediento.

Imagínense estar sentados en un sofá, tratando de ver una serie o escribir un cuento psicodélico porque la culpa de no escribir los tiene petrificados.

Se encuentran ahí, siendo iluminados por la luz de las pantallas de este mundo, que parecen abrir nuestros párpados cuando estos únicamente quieren tal vez juntarse y tener una cita romántica a oscuras.  En ese momento, lo que sienten es su propia lengua tratando de volver a hidratarse y sus labios resecos y con miedo de tocar su contraparte y sentir su aspecto áspero. Tu saliva que se comporta como Caronte, sin destino y haciendo viajes eternos. Ese sentimiento de sed era el que te dejaba las tazas de té probadas en esa dicha pequeña tienda. 

Todavía me acuerdo del primer día que la visité. La vida es una cuesta. Mientras subimos, miramos la cima y nos sentimos felices; pero, cuando llegas a la cima, de repente ves el descenso y el final, que es la muerte. Va lento al subir, pero va rápido al bajar. A esa edad, era feliz. Esperamos tantas cosas que nunca suceden. En la mía, yo ya no esperaba nada… Y fue en ese momento que todo cambió.

Estaba caminando por la casa tratando de resolver un dilema laboral donde sabía que la solución sería quedar como esa reunión que pudo haber sido un correo. Mientras me daba cuenta de que tenía que redactar ese correo por más aburrido que fuera, fue cuando lo más extraño ocurrió. Mis párpados reaccionaron a una brisa que había entrado por la ventana y mi cuerpo comenzó a encogerse en el mismo hasta que me dejo del tamaño de un humano comparado con una torre de 10 monedas de 25 centavos puestas una sobre la otra. 

Me encontraba frente a la tienda y en vez de cuestionarme como había llegado aquí o porque estaba ocurriendo lo que estaba ocurriendo, decidí cruzar la puerta de la tienda todavía sin analizar o confirmar que lo que estaba pasando era real. 

Desde afuera parecía que la tienda hubiese sido pintada por Monet, una amalgama de colores que te relajan cuando te das cuenta lo que estás viendo. La puerta sobrenaturalmente me intimidaba, pero mi curiosidad me hizo caminar hacia ella. Cuando me acerqué a la puerta esta se abrió frente a mí.

Dentro de la tienda había globos transparentes que llevaban dentro de sí, especies, hojas y sabores que claramente hipnotizaban a los consumidores que estiraban sus brazos tratando de alcanzar alguno y poder sentir ese sentimiento en forma de sabor. En la barra, un señor escuálido, con un sombrero que parecía ser mucho más pesado que su cabeza, bailaba mientras le servía té a los diferentes consumidores. Cuando entré, esperaba un silencio como en las películas del viejo oeste, pero la verdad es que fui ignorado y el mundo siguió sin mí.

Iba a caminar hacia la barra, pero ignoré los globos porque frente a mí había una bestia majestuosa. Un gato casi antropomorfo viéndome con una taza de té en sus manos. El gato me vio a los ojos y lo entendí todo cuando me enseñó su taza porque en ella había café y no té. 

Al beber el café me di cuenta de que ya podía despertar y no tratar de relajarme o tranquilizarme mientras los dueños del té me hacen navegar sin ser capitán. A partir de ese día no he vuelto a pasar por esa tienda de té, la sed sigue ahí y por eso sigo escribiendo. 

Leave a comment