El escorpión no estaba enojado ni asustado, estaba conmocionado y petrificado. Sabía que se suponía que la gente le tenía miedo, pero esta chica, esta chica, quería tenerlo cerca no solo porque quería sentir algo diferente, sino porque sabía que él era la clave.
Bueno, esta historia comienza donde comienzan todas las historias sobre escorpiones: en Egipto, pero termina en tu mente para que la visites cada vez que el miedo te paralice. Hace mucho tiempo, había un joven príncipe llamado Senebi.
Senebi era hijo de un faraón, pero no quiso seguir los pasos de su padre. Quería ser otra cosa, estaba harto de hacer siempre lo que le pedían y quería, pues explorar que otras opciones tenía porque ser un tirano no era lo suyo. Lo único que sabía hacer era comandar como su padre le había enseñado para mantener el nombre de su familia en lo más alto de la sociedad.
Su padre le había prometido casarlo con una hermosa princesa, pero él no sabía que ella sería quien lo iba a liberar de su destino. Senebi no buscaba el amor, buscaba libertad y era muy joven como para entender que esos dos van de la mano. El padre quería casar a su hijo con una princesa que se había vuelto famosa por rechazar a varios contendientes que habían luchado por su corazón.
Su nombre era Heris, y usó su amor por Senebi para superar todo lo que sucedió después de que cruzaron vistas por primera vez. Senebi la vio y dentro de él muchas piezas comenzaron a moverse, engranajes que ahora estaban llenos de esperanza por el futuro. Heris vio en Senebi, esa alma pura, cuyas decisiones iban más allá de las apariencias, una alma, que la motivaba y le daba un sentido a su vida. Heris se acercaría a Senebi y poco a poco ella se fue enamorando de su historia y su manera de ser, ella sabía que tenía que ayudar a Senebi a cualquier costo.
Ella salvó a Senebi al final, pero no sin ser encerrada, no sin ser amenazada de muerte por sus acciones. Senebi le había contado todo sobre su plan de revelarse y el día de su boda escaparse. Heris tenía que mantener su secreto y a cambio Senebi le entregaría riquezas para que ella y su familia se escapan del tirano de su padre. Sin embargo, Heris no quería solamente ayudar a Senebi escapar su condena familiar, sino también quería liberar su corazón.
Senebi trató varias veces de hablar o negociar con su padre, pero nunca tuvo aval. Cuando Senebi estaba armando los preparativos para su escape, su padre se apareció en su cuarto. El faraón le contó que ya conocía su plan y lo que pensaba lograr; sin embargo, que le advirtió que si él trataba de nadar en contra de la corriente del destino, su amada Heris nunca podría amarlo.
Senebi desobedeció a su padre y se escapó esa misma noche, nadie lo volvió a ver ni siquiera Heris hasta ese día. La princesa se quedaría atrapada por años en una torre, rechazando contendientes y esperando a su Senebi.
Heris se encontraba como todas las noches de junio, llorando, viendo el inmenso desierto, rezándole a los dioses por la vuelta de su amado, pero lo único que la visitó esa noche fue un escorpión.
El encuentro fue tímido. El escorpión no sabía cómo explicarle lo que había pasado a su amada, pero Heris lo entendía todo y a pesar de su apariencia o de las consecuencias, ella se acercó al escorpión y se dejó picar dejando su cuerpo caer sobre el cuerpo transformado de Senebi. Por fin Heris volvió a estar con Senebi y Senebi fue libre y amó lo que quería amar.

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